Escribo este blog para recordar un año que me gustaría olvidar :
- En 2020 una pandemia de Coronavirus asoló al mundo.
- Con ella vino la ruina económica.
Nuestro país, España, fue uno de los más perjudicados. Porque 2020 fue el año en que turistas y viajeros fueron confinados, los aeropuertos cerrados y con ello, se decretó la Muerte del Turismo. En España, el balance de la temporada turística arrojó 40 millones menos de turistas y 50 mil millones de Euros de pérdida respecto al año anterior.
Yo pasé el confinamiento igual que muchos compatriotas. Viendo películas en el PC, comiendo más de la cuenta y acusando recibo de las anulaciones de reservas.
Marzo transcurrió tachando en el calendario las reservas para abril y mayo.
Al final del confinamiento cayó la temida cascada de anulaciones para la temporada veraniega.
Pero no perdí la Esperanza y la bauticé con el nombre de Septiembre.
Escribo este blog a finales del mes de la Esperanza.
Algunos buenos augurios atestiguan que la pandemia ha remitido.
Otros malos augurios informan de lo contrario: crece el número de infectados; aumenta la ocupación en los hospitales.
He perdido pues la Esperanza. En Septiembre y meses venideros. Intuyo que mi plan de reservas se quedará en blanco en octubre, noviembre y diciembre. No vendrán viajeros ni turistas. No habrá congresos, ferias o seminarios.
Viviremos otros 3 famélicos meses de turismo sin turistas.
Y las guías oficiales y ‘’no oficiales’’ seguiremos a “2 velas”.
En cambio, es seguro que llegará la gripe. Ésta nunca falla.
MIS PASEOS CON SNOOPY
Snoopy se llama mi perro Beagle de 2 años.
Él me va a salvar de la depresión.
He decidido que, a falta de clientes en octubre y noviembre, guiaré a Snoopy por la Capital de España.
Juntos practicaremos el sano ejercicio de viajar ( por nuestra casa, Madrid ).
Al principio, viajar era un privilegio exclusivo de la clase alta.
El Viaje comenzó en el Siglo XVIII con el Gran Tour. A finales del Siglo XIX y comienzos del XX, el Viaje se amplió a países con culturas lejanas y desconocidas. Esto duró hasta que el turismo de masas transformó esos países en destinos populares donde más importante que ‘’conocer la cultura del lugar’’ era ‘’contar que se había estado ahí’’. ( Hasta que la débil memoria, con el paso de los años, difuminara los sitios visitados, entremezclando destinos y confundiendo sus atracciones ).
A falta de visitantes del extranjero, compartiré con Snoopy experiencias de viajera.
Snoopy y yo vamos a pasear por el Madrid actual que, sin embargo, ha recobrado el carácter que perdió cuando fue conquistado – hace unos 60 años – por el turismo de masas.
Pasearemos por calles solitarias por las que antes pululaban turistas de todo el mundo.
Intuyo que no será una experiencia agradable, ahora que la mayoría de sus comercios están cerrados por quiebra.
Proyecto pospuesto. Demasiado triste.
Pasearemos mejor por barrios donde nunca hubo turistas.
Por ejemplo, algunas de las Colonias de Madrid. Siempre deseé tener tiempo para conocer esas agrupaciones de casas baratas que fueron construidas en distintas zonas de las afueras de la ciudad.
En solo 40 años se levantaron las Colonias de Madrid. Entre 1880 y 1924.
La idea era que los funcionarios, militares, obreros y otros propietarios de condición humilde gozaran de las ventajas de vivir en casas económicas pero independientes, con su jardincito o huerto, en un entorno agradable y tranquilo.
Curiosamente, la mayoría de las Colonias fueron demolidas durante el Gobierno Republicano de izquierdas.
Pero Snoopy y yo pasearemos por lo que ha quedado de aquéllas.
Así que nos subimos al coche y partimos al primer destino de nuestro turismo sin turistas.
A finales del Siglo XIX. Arturo Soria un urbanista adelantado a su época, proyectó Ciudad Lineal, donde todas las diferentes clases sociales habitarían en armonía, disfrutando de casas individuales de máximo 2 plantas, buhardilla y jardín, en frente de amplias veredas arboladas.
La Ciudad Lineal de Arturo Soria sería una urbanización en la que convivirían un paisaje rural impoluto y con infraestructuras de viviendas, servicios y equipamientos agrarios, industriales, culturales y recreativos.
Se ofrecían 3 tipos homogéneos de viviendas unifamiliares :
- Los Hoteles de Lujo, que eran los de mayor superficie y los únicos que tenían cuarto de baño en la vivienda.
- Los Hoteles Burgueses, de 80 m2 de superficie construida.
- Los Hoteles para Obreros, de 50 m2 de superficie, de sólo 1 planta con 2 alcobas, cocina, comedor y sala de estar.
Una línea de tranvía uniría el Centro, a través de la calle Alcalá, con la Ciudad Lineal.
Sin embargo, Una avariciosa dama, Doña Especulación del Suelo, frustró la realización completa de Ciudad Lineal. En ‘’los años 30’’, la mayoría de lo edificado fue demolido.
Comento a Snoopy, mientras circulamos por la Avenida Arturo Soria, que hace 60 años hubo propuestas para remodelar la primitiva Ciudad Lineal, recuperando la filosofía urbanística de su creador. Lamentablemente, tales propuestas fueron rechazadas por el Ayuntamiento franquista de la época, estableciéndose de ese modo una curiosa analogía entre comunistas y franquistas en la destrucción de una maravillosa quimera urbanística.
Aparco el coche en frente de una vivienda de ladrillo de la calle Agastia que se salvó de la demolición. Ha sido reformada y muestra un impecable estado. Mantiene un estilo original. Es un rescoldo arquitectónico del siglo antepasado circundado por monocordes pisos para la clase media. Paseamos con Snoopy por la calle Bueso de Pineda. Mi Beagle se siente a gusto. Como si conociera de antes el sitio. Olfatea árboles y murallas. Levanta la cabeza. Mira en rededor. Supongo que pensará lo mismo que yo. Esto es igual que una calle de Chamartín o muchas otras surgidas durante el milagro económico de los ‘’años 60’’.
Aseada, limpia, pero desprovista de cualquier carácter distintivo.
Volvemos con Snoopy al coche, para proseguir nuestro viaje.
Vizconde de los Asilos es una calle Sin Salida. No hay problemas para estacionar. Encuentro un hueco justo en el número 5, donde está otra de las viviendas supervivientes. Plantas trepadoras se extienden libremente por el muro, protegiendo la intimidad de la casa. Indudablemente, ésta tuvo en su época una denominación de lujo. Un grandioso ‘’bow window’’ de hierro galvanizado ocupa la planta superior de la fachada delantera. La parte baja de la casa se oculta detrás de árboles y matorrales. Se me ocurre que esta casa habría sido idónea para ambientar alguna película de época de Bertrand Tavernier. En cambio, es la sede de una Fundación con una muy loable tarea.
Paseo con Snoopy hasta el final de la calle. Los pisos, similares a los de Bueso Pineda.
Snoopy se arrima a un muro de ladrillo. Otea las copas de los árboles, resopla y procede a aliviar su intestino. Indudablemente, mi Beagle se siente muy a gusto. Recojo en la bolsa higiénica su ‘’regalito’’, deposito el envoltorio en una papelera cercana y nos disponemos a reiniciar el viaje, rumbo a otro destino. Me despido de la Ciudad Lineal con la impresión de que si Arturo Soria resucitara e inspeccionase los vestigios de su proyecto, lo primero que pediría después sería que el nombre de «su avenida» se cambiase por el de Bulevar de la Especulación, o algo parecido.
CIUDAD LINEAL es un ejemplo del Virtuosismo de la Especulación Inmobiliaria en la destrucción de altruistas proyectos urbanísticos, en aras de un beneficio económico que desprecia el bienestar de los ciudadanos, si éste no va unido a la obtención de la máxima rentabilidad de su inversión. Como ortodoxia de negocio, nada que objetar. Pero se cargaron la CIUDAD LINEAL, a pesar de tanto suelo edificable disponible en otros sitios ! |
CIUDAD JARDÍN ( Antigua Colonia Socialista )
La Ciudad Jardín Madrileña formaba parte de un conjunto de Colonias de distintos patrocinadores que surgieron al amparo de la Ley de Casas Baratas de 1911, para dotar de viviendas dignas a obreros y empleados públicos de bajo escalafón.
La más antigua fue la Colonia Socialista o Ciudad Jardín, promovida en el año 1919 por el fundador del PSOE, Pablo Iglesias Posse, y el distinguido doctor Jaime Vera López. Constaba de 118 viviendas adosadas en filas de 4 a 8 casas. Cooperativistas, afiliados a la Casa del Pueblo, podían elegir entre viviendas de 90 o 120 m2, de similar disposición :
Planta Baja : Vestíbulo, Salón de estar/comedor; cocina, 2 habitaciones.
Primer Piso : 4 dormitorios y un trastero
En el Jardín, al lado de la Cocina : El Cuarto de Baño.
Aparqué el coche en la calle Fernández de Balbuena. Apenas se bajó, Snoopy marcó con su pis el muro delante del auto. Imaginé que ‘’las marcas’’ que Snoopy dejaría en paredes y árboles a lo largo del paseo, serían de la misma utilidad que las piedrecillas que tiró Hansel al sendero, para volver sin perderse del bosque a casa, en mi caso, al lugar donde estacioné nuestro coche.
Pasear por la Ciudad Jardín es muy agradable. Me refiero principalmente a las travesías peatonales con casitas de fachadas distintas, a ambos lados de las callejuelas. Tienen ‘’nombres de pueblo’’: Valdelamasa, Guaramillos, Siete Picos, Pico del Águila, Atalaya…
No hay duda de que pasear por las callejuelas peatonales de Ciudad Jardín es un magnífico medio para escapar del stress. Eso sí, debemos respetar la paz de los residentes que, seguro, se conocen todos entre sí e identifican inmediatamente a los extraños. Una regla de cortesía que mi Snoopy se ‘’pasó por su cola’’, apenas escuchó los primeros ladridos de los numerosos perros guardianes que saludaban nuestro paso desde detrás de las rejas o muros de las casas. Sería ‘’cortesía perruna’’, pero Snoopy no dejó ladrido sin responder, así que imaginaros el barullo que se formó. Afortunadamente, aterrizamos en la calle Navalafuente, justo enfrente del Polideportivo Municipal Pradillo que tiene piscina cubierta e instalaciones para la práctica de múltiples deportes.
Snoopy y yo comenzamos a soñar con los ojos abiertos. Seguro que el sueño de Snoopy se centraría en la cantidad de nuevos amigos perrunos que podría tener si su ama se mudara a la Ciudad Jardín. El sueño de su ama no era muy diferente. Si pudiera vivir aquí, aunque fuera en una casita pequeña, tendría la piscina cubierta a dos pasos solamente, podría ir a nadar todas las tardes después del trabajo, pasearía con Snoopy por calles sin coches, plantaría flores en el jardín, releería por fin mis libros predilectos y cenaría en la terraza en noches calurosas…
Pero mucho me temo que tal sueño está vedado para una guía de turismo sin turistas ni viajeros que guiar. Apuesto que el precio de las casas, si es que hay alguna en venta, es más elevado que los 72 o 115 Euros (al cambio actual) que pagaron en 1920 los afortunados 116 primeros compradores.
Nos despedimos de la Ciudad Jardín con mejores sensaciones que las habidas después de visitar la Ciudad Lineal. Por el aspecto de las casas, ya no viven en ellas obreros ni funcionarios humildes. Su proyección social se esfumó con el paso de los años. Pero su sola supervivencia es gratificante. ¿ Creen Ustedes que este barrio de casitas habría sobrevivido en Singapur u Hong Kong ?
Larga Vida a La Ciudad Jardín. Mantengámosla escondida de Doña Especulación del Suelo.
CIUDAD JARDÍN es la Colonia donde yo sería feliz, si me pudiera permitir vivir ahí. La Felicidad es la Meta Ideal de nuestra vida pero cometeríamos un Error si la proyectáramos a un bien que está lejos de nuestro alcance. Recordé una sabia lección de Schopenhauer, según la cual la Felicidad debe depender de lo que nosotros somos y no de circunstancias externas. ( A pesar de que Ortega y Gasset no estuviese en absoluto de acuerdo ) |
Snoopy y yo quisimos terminar nuestra jornada en la calle Roma, situada en la antigua Colonia del ‘’Madrid Moderno’’. Aquí se alinean unas peculiares viviendas unifamiliares de 2 pisos, de estilo modernista, cuyo carácter arquitectónico recibió muchas críticas negativas al comienzo. Sin embargo, hoy llaman la atención, por su semejanza a un urbanismo de tipo inglés. Tienen sótano, verja exterior de hierro fundido, puerta de entrada a la vivienda protegida por un artístico enrejado y espigadas columnas que sostienen los curiosos balcones miradores de madera de la primera planta que ostentan 4 ventanas rectangulares que emergen de la fachada de ladrillo y revoco decorado con relieves en la cima.
En una de esas viviendas habitó el doctor Jaime Vera López, promotor de la Ciudad Jardín.
Desde una cierta distancia, estas casas de la calle Roma se ven preciosas. Las pobres. Están ‘’encajonadas’’ por edificios de apartamentos cuya vecindad con las viviendas supervivientes de la Colonia de Madrid Moderno les confiere una fealdad que no molestaría, si en lugar de la calle Roma estuviesen situados en otra arteria con pisos de su misma época e idéntica fealdad.
Parece que hoy me toca soñar. Le pido a mi hijo, ‘’fotógrafo oficial’’ de este blog, que vaya con Snoopy a fotografiar el precioso torreón modernista, decorado con imaginativas cerámicas, entre las calles Castelar con Cardenal Belluga y, mientras van y vienen, sueño que soy alcaldesa de Madrid, además con varita mágica. En un periquete tendería bajo tierra el cableado eléctrico, sanearía tuberías de agua y alcantarillado, conectaría las casas a la red de gas natural, limitaría el tráfico sólo para residentes, subvencionaría el 80% del coste de la renovación total de las viviendas ( el 20% restante, a pagar en 30 años ) y las incluiría en el catálogo de edificios protegidos de Madrid…
Han vuelto mi ‘’ayudante’’ y Snoopy. Un amable vecino les ha sacado una foto frente al torreón del notable arquitecto Julián Marín, también autor de ‘’La Casa de las Bolas’’ en la calle Alcalá 145.
Finalizada en 30’’ mi rehabilitación total de la Calle Roma, nos subimos al coche y partimos a la Colonia de los Carteros, otro proyecto amparado por la Ley de Casa Baratas. En 1920, en una agreste zona de huertas y cuevas, el profesor de arquitectura don Enrique Martí Perla edificó 120 viviendas unifamiliares para ser promovidas por la Cooperativa de Casas Baratas para Carteros.
Las casitas originales constaban de un jardincillo y una superficie uniforme entre 55 a 60 m2, aunque la altura de algunas casas superaba a la de otras.
Tenían sólo 1 planta, con vestíbulo, tres dormitorios, cocina, salón comedor y baño exterior.
Aparco el vehículo en la calle de Brescia. Dejamos que Snoopy abra camino. Nuestro guía Beagle opta por la calle Bondad que tiene un desarrollo en perpendicular. Igual que la siguiente calle, de nombre Lozoyuela. Snoopy se para a saludar a otro perrito. Su dueña es muy simpática. Nos cuenta que antes Lozoyuela se llamaba Justicia y que la siguiente callejuela paralela es Belleza. Mientras Snoopy y su nuevo amigo se olfatean en círculo, nos enteramos de que la Colonia sufrió muchas reformas. La mayoría de las casitas se demolieron o reformaron, añadiendo espacios nuevos e impidiendo con setos que los peatones curiosearan por encima de las vallas. Además se prohibió el tráfico por sus callejuelas. La abundancia de cámaras de vigilancia en las casas proviene de una fugaz época, felizmente pasada, en que aumentó la inseguridad en el barrio.
Reiniciamos el paseo. Coincidimos en que estas callejuelas, mirando a la altura de los ojos, transmiten aún más fuerte que Ciudad Jardín la breve sensación de que deambulamos por un alegre pueblito andaluz. Aunque si elevamos la vista, se descubren por doquier los anodinos edificios de pisos de ladrillo que circundan amenazadoramente a la Colonia de los Carteros.
Volvemos a casa saboreando las imágenes de nuestro paseo por calles de entrañables nombres que hacen justicia a sus viviendas y hospitalarios vecinos. Snoopy se ha quedado dormido en el asiento trasero del coche, después de tanto trabajo olfateando sin pausa esquinas y aceras donde nunca había estado antes.
Las Colonias de Madrid Moderno y de los Carteros se ubican en el Barrio de La Guindalera que, antes de la construcción de la Plaza de Toros de las Ventas, representaba el fin del Madrid urbanizado y el comienzo de un vasto descampado.
En las huertas de La Guindalera crecieron como hongos chalecitos con árboles frutales donde muchos madrileños disfrutaban sus vacaciones en un entorno rural carente de agobios, ruidos, pestilencias y aglomeraciones.
Quieres trasladarte – como nosotros – a esa época ?
Ve a pasear por las calles Bondad, Lozoyuela y Belleza. Embriágate de su calma. Y cuida mucho no elevar tu vista por encima de la cabeza. Podrías experimentar un brusco y desagradable despertar a la cruda realidad de nuestra época actual.
COLONIAS DE MADRID MODERNO Y DE LOS CARTEROS son la constatación de una paradoja sobre la función de las autoridades responsables de urbanismo. Por un lado, las viviendas sobrevivientes de la Colonia de Madrid Moderno claman por una intervención urgente que las proteja de un paulatino deterioro. Por otro lado, la Colonia de los Carteros necesitaría que la dejen tal como está, para evitar que aires nuevos alteren su pausado ritmo de vida. |
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