Louvre / Prado
1 paseo por los museos Louvre y Prado es un disfrute total para amantes de la pintura. La Pinacoteca del Prado y el Museo del Louvre reúnen un amplísimo muestrario de obras representativas de Grandes Maestros desde el S. XIV hasta S. XVIII.
En Madrid Museum Tours deseamos compartir someramente con nuestros lectores nuestras impresiones sobre tal asunto, en función de algunos pocos cuadros, omitiendo eso sí aspectos ya desarrollados en las respectivas descripciones de las web de cada museo.
Noli me Tangere
Sobre la resurrección de Jesús y su encuentro con María Magdalena.
Antonio Allegri ‘Correggio’’. Museo Del Prado
Correggio pintó el encuentro entre María Magdalena y Cristo resucitado unos 7 años antes que el Bronzino. Al revés de la representación del Bronzino, no aparecen otros personajes. La mano derecha de María Magdalena forma una diagonal con la mano izquierda levantada de Jesús. La mano derecha del Salvador traza otra diagonal más corta con la mano izquierda de la Magdalena. Una tercera diagonal conecta las miradas de ambos protagonistas.
La composición en vertical produce una sensación de armonía y paz. El precioso y minucioso paisaje ocupa la mayor parte del espacio. El cielo vaporoso de bellas calidades azuladas desvela el despuntar del amanecer. Correggio se esmeró también en los rizos dorados de la rubia María Magdalena, el velo transparente que cubre sus hombros y los pliegues de su vestido y manto.
El centro de interés del cuadro está en las manos de Jesucristo, señalando a la tierra y al cielo, respectivamente.
En definitiva, Correggio logra una obra de composición académica, que a la vez transmite emotividad espiritual.
El Bronzino. Museo Del Louvre
El Bronzino destacó por su perfección técnica que, sin embargo, iba en detrimento de la expresividad de sus personajes. Cristo se escurre con una “finta manierista” del abrazo de María Magdalena, dejando a la pobre con los brazos abiertos. Al fondo izquierdo se aprecia el sepulcro abierto y un ángel con Simón Pedro y Juan. En un segundo plano más relevante, a la izquierda de los protagonistas, huyen María, madre de Santiago, y Juana, con parte de su cuerpo fuera de nuestro campo de visión. La línea del horizonte se sitúa sobre la cabeza de Jesús y muestra en el centro edificaciones de Jerusalén y a la derecha, sobre un montículo, las 3 cruces. La composición tiene estructura vertical ascendente, asimétrica y, por tanto, muy dinámica. Las miradas de Cristo y María Magdalena se cruzan en diagonal. El espectador entra al cuadro por el musculoso cuerpo de Jesucristo. Las manos de María, madre de Santiago, o están descolocadas o pertenecen a otra figura que no vemos. En suma, Bronzino recrea el encuentro de Jesús resucitado y María Magdalena según los cánones manieristas que prevalecen sobre la consecución de una atmósfera de espiritualidad religiosa.
David vencedor de Goliat
Caravaggio. Museo Del Prado
Caravaggio pintó este David y Goliat durante el periodo de su vida que transcurrió entre sus 28 y 31 años. Antecedió a otros 2 David y Goliat, que se hallan en la Villa Borghese de Roma y el Kunsthistorisches Museum de Viena, respectivamente. La composición es magistral. Caravaggio implanta casi simétricamente a David en una superficie muy reducida, como cuando un espectador adulto consigue encajar su volumen corpóreo en un cochecito de feria. A pesar de ello, la gravitación es óptima ya que el David agachado ocupa la parte mediana y superior de la superficie del cuadro mientras que el corpachón del gigante decapitado la parte inferior, junto con un trozo de la honda y algunas piedras empleadas para liquidar a Goliat, siendo estos últimos elementos los únicos que no están totalmente dentro del campo de visión del espectador. David está atando los rizos de Goliat a una cuerda para arrastrar su enorme cabeza al valle donde la aguarda su gente. Tiene el rostro ensombrecido, su mirada es triste. Un halo de luz directo enfoca cálidamente algunas partes corpóreas de ambos protagonistas a la vez que otras permanecen tenuemente oscurecidas. Caravaggio consigue con este David de pies sucios y un Goliat derrotado, cuya cabeza nos clava su mirada adondequiera que vayamos, una obra maestra cargada de profundos sentimientos.
Guido Reni. Museo Del Louvre
Guido Reni representó a un andrógino David con sombrero con pluma contemplando la cabeza decapitada de Goliat que, con ojos cerrados, está volcada hacia el lado opuesto de su ejecutor.
Reni tenía 30 años cuando pintó esta composición vertical, aplicando el claroscuro de Caravaggio, pero sin la tensión ni dinamismo con las que el inventor del tenebrismo impregnaba sus obras. Una atmósfera de calma envuelve a los personajes. David agarra con su mano izquierda la cabeza del gigante mientras la contempla con actitud reflexiva. Guido Reni prescinde de reflejar en su David cualquier signo de triunfalismo ( como Poussin o Strozzi ) . Al contrario, el David vencedor que apoya su codo derecho en una columna lisa cortada, emula delicadamente las esculturas helenísticas que enaltecieron en su pintura los Carracci, maestros de Reni. Indudablemente, el delicado David es el centro de atracción de la obra. Sus mejillas rosadas y torso semi descubierto demuestran la maestría de Reni en la creación de algunos dulces y hermosos varones, como San Sebastián, Hipomenes o San Juan Bautista. Las manos y pies cruzados de David son también pruebas de virtuosismo. En cambio, las partes oscuras del cuadro carecen de las calidades que acompañan a las buenas obras del tenebrismo.
Hercules y la Hidra de Lerna.
Guido Reni. Museo Del Louvre
Después de varios años de negativas a realizar algunos frescos para el Palacio Ducal, Reni aceptó finalmente la invitación de Fernando I Gonzaga, Duque de Mantua, para la ejecución de una serie de 4 grandes cuadros sobre los Trabajos de Hércules ( Louvre ). Hércules y la Hidra de Lerna es el único que se atiene a los míticos 12 trabajos del más forzudo e íntegro de todos los héroes mitológicos. Los plazos de entrega de los Trabajos de Hércules se vieron dilatados por la tendencia del Duque a caer en insolvencias y la ludopatía de Reni que necesitaba continuamente fondos para satisfacer su vicio y que el Duque no estaba en situación de proporcionarle.
A mí me encanta el cuadro porque Reni exhibe aquí la grandiosa técnica academicista que asimiló de los Carracci : La figura de Hércules, plena de vigor y movimiento, está dibujada pulcramente en un espectacular primer plano que la hace ‘casi salirse del lienzo’’. El héroe parece aburrido, cansado, afligida su mirada, porque a pesar de todos los garrotazos que le atiza al monstruo, sus cabezas siguen triplicándose. Yo disculpo el mediocre escenario del cuadro por la falta de motivación de Reni en Mantua, a merced de un cliente pésimo pagador, y contrayendo deudas de juego. De todas maneras, el poderoso Hércules es el centro de interés de la obra y me gustó mucho verlo de cerca en el Louvre porque se diferencia cantidad de las estilizadas obras que podemos disfrutar de este gran artista en el Prado. Finalmente, a pesar de que no debería comparar, afirmo que, a mi juicio, el Hércules de Reni es más ‘sexy’ que los rechonchos Hércules de Rubens y temibles Hércules de Zurbarán. Vamos pues con estos últimos.
Zurbarán. Museo Del Prado
Hércules vencedor de la Hidra de Lerma es mi favorito de toda la serie. La composición consta de 4 caracteres en lucha. Por el lado de los monstruos la hidra y un cangrejo patas arriba que pincha el pie derecho de Hércules quien, por su parte, tiene la ayuda de su sobrino Iolao , el cual aparece de medio cuerpo en la entrada de la madriguera portando el arma definitiva que destruirá al monstruo : el fuego. Un Hércules asestando garrotazos a la hidra ocupa la parte central y más llamativa de la obra. Su aspecto es temible y su mirada revela decisión. Da más miedo que la hidra, que asemeja a una mascota asustada. De hecho, algunas de las cabezas del monstruo muestran una expresión de auténtico pánico, sobretodo la que está más adelantada y que clava sus ojos en la antorcha que porta Iolao. El claroscuro que tan bien dominaba Zurbarán se esparce suavemente en los personajes y ambiente.Diecisiete años después que Guido Reni aceptara la encomienda del Duque de Mantua para pintar los Trabajos de Hércules, Zurbarán afrontó en 1634 una empresa parecida para decorar el Salón Grande del Palacio del Buen Retiro. Entregó 10 lienzos que fueron colocados sobre las ventanas del salón. Hércules era el héroe predilecto del emperador Carlos V, también primer rey de la dinastía Austria en España. Las pinturas de Zurbarán poseen pues un contenido alegórico, referido a la monarquía española de la época.
Todos admiramos las dotes sicológicas de Zurbarán para reflejar en sus contemplativos monjes expresiones de instrospección, misticismo, ascetismo, concentración… Aquella depurada técnica que el maestro extremeño/sevillano exhibió en las blancas túnicas de los monjes, los prodigiosos pliegues, las manos irreprochablemente dibujadas, ninguno de estos puntos fuertes pudo Zurbarán desarrollar en los Trabajos de Hércules. La anatomía del héroe muestra escasa preparación y cierta tosquedad. Su rudo rostro de albañil curtido por el sol tampoco concuerda con el cuerpo. Es igual. Así como con su bodegón de 4 cacharros Zurbarán consiguió la perfecta naturaleza muerta española ( a pesar de su iluminación imperfecta ) sus imperfectos Trabajos de Hércules presentan al héroe más español de todos los Hércules que fueron pintados durante el Siglo de Oro y barroco extranjero.
La Crucifixión
Andrea Mantegna. Museo Del Louvre
De todas las obras que me impresionaron en mi recorrido por el Louvre, destaco en un lugar preferente la Crucifixión que Andrea Mantegna pintó basada en el Evangelio de San Juan, entre 1456 y 1459.
La composición es simétrica y lineal. El centro del cuadro está en los pies cruzados de Jesús. Una diagonal atraviesa la cumbre rocosa de la montaña del Gólgota, donde fue creado y enterrado Adán, el Primer Hombre. La línea del horizonte coincide con el centro del cuadro. El punto de fuga, por encima de la cabeza de Cristo. La línea de visión del espectador se sitúa debajo de la trama.
A ambos lados del Señor están las cruces del buen y mal ladrón, giradas ambas levemente hacia la cruz central. Si imaginamos un triángulo equilátero desde la base de las cruces laterales, la punta de esta figura geométrica se cruza en la cartela de ‘’INRI”. Al revés, si trazásemos un triángulo equilátero inverso, con la línea de la base en la cúspide de las cruces laterales, el vértice inferior termina en la calavera, al pie de la cruz de Cristo.
Al lado derecho de Jesucristo está crucificado el buen ladrón. En primer plano Juan, el discípulo amado, en posición de semi perfil. Su mirada desconsolada se centra en la cabeza exangüe del Salvador. Detrás, asoman de una gruta esqueletos partidos. Llegan al lugar la madre de Cristo, doblada de dolor, sostenida por su hermana. María Magdalena, de azul y amarillo, adopta una postura de resignada pena. Por la ladera, algunos jinetes regresan a una amurallada Jerusalén, minuciosamente dibujada.
Al lado izquierdo de Jesucristo está crucificado un oscurecido mal ladrón. Soldados romanos están sorteando la túnica rosada de Jesús. Detrás y delante de la cruz del mal ladrón hay 2 jinetes romanos. El del primer plano también está de semi perfil, pero torna más su parte trasera al espectador. Si comparamos a este jinete con Juan, al costado opuesto, identificamos un fallo de perspectiva entre los dos, a no ser que Juan tenga una estatura gigantesca o el romano cabalgue un pony. Tampoco se lució Mantegna con el dibujo de algunas nubes en la lontananza. Mis ganas de buscar tres pies al gato. Las calidades del cielo azul, oscureciéndose gradualmente de abajo a arriba, la expresividad de las facciones, el magistral dibujo, el precioso colorido, me mantuvieron pegada, por mucho tiempo, frente al cuadro.
Lo mejor, a mi juicio : Tracemos un óvalo que enmarque la escena de la Crucifixión. Hagamos que la línea del eje mayor pase por los pies de Jesucristo. Y que el eje menor por el centro de su cruz. Resultará que el óvalo englobará a todos los personajes, buenos y malos. Que bella alegoría sobre el Amor de Dios, el cual abarca tanto a justos como pecadores.
Juan de Flandes. Museo Del Prado
Juan de Flandes pintó en 1519 la Crucifixión para el retablo mayor de la Catedral de Palencia. La obra respeta los cánones iconográficos vigentes en el Quattrocento. Presenta a un Cristo ya fallecido. Los ‘’malos’’ se han marchado. A su derecha, lo velan Juan, María, las dos Marías y María Magdalena. La mirada de Juan abarca el espacio entre él y el lienzo blanco que cubre a Jesús. Un fuerte viento agita el paño detrás de la cruz. La madre de Cristo fija sus ojos en la calavera al pie de la cruz, La atención del oficial romano de armadura flamenca, a la esquina izquierda del Salvador, se centra en la cabeza ladeada de éste. Las Marías, excepto la Magdalena, optan por no dirigir sus ojos a la cruz. En realidad, todos los dolientes miran a puntos diversos. Las manos de los personajes expresan individualmente su estado de ánimo. Resignación, dolor, devoción, rechazo y respeto. Encima de la cruz un impresionantemente pintado nubarrón ha certificado la muerte de Cristo.
Es una composición lineal, de personajes estáticos. Los ropajes y pliegues revelan el virtuosismo de la Escuela Flamenca, reflejados asimismo en la calidad técnica de Juan de Flandes para pintar paisajes de fondo, Jerusalén, el Gólgota y los elementos desperdigados sobre la piedra escalonada del suelo.
Lo mejor, a mi juicio : La dignidad de los personajes para sobrellevar su dolor, prescindiendo de aspavientos o posturas exageradas.
Desnudas
Goya y su Maja Desnuda . Museo Del Prado Ingres y su Gran Odalisca. Museo Del Louvre
¿ Son bellos los desnudos pintados por Goya e Ingres ? Es una pregunta difícil de contestar Como cuando Sócrates preguntó a Hipias , ‘’Qué es la belleza’’?
El retrato desnudo de Goya fue realizado para Manuel Godoy, válido del Rey Carlos IV. El de la Gran Odalisca de Ingres para Carolina Murat, hermana de Napoleón y Reina de Francia. Tanto Godoy como Murat no perdieron oportunidad de enseñar los desnudos a sus círculos de amistades más íntimas. Es fácil deducir que las expectativas de ambas personalidades sobre los retratos fueron satisfechas.
Pero, ¿Son bellos estos desnudos ? Si nos basamos en criterios físicos, ambos desnudos son imperfectos, como apreciará cualquier especialista en anatomía femenina. Desde un punto artístico, las dos obras producen bienestar, tienen una gravitación óptima y las retratadas nos atraen con su mirada. La postura horizontal de las modelos es prometedoramente provocativa. La asimetría del posado confiere a las modelos un dinamismo que les da vida. No son ‘’desnudos escultóricos’’. Los suaves matices de claroscuro sobre piel y entorno crean un ambiente cálido e íntimo.
De vuelta a los criterios anatómicos, queda claro que Goya dominaba mejor que Ingres el tratamiento pictórico de un desnudo. Las manos y pies de la odalisca parecen de goma. Su parte trasera es desproporcionadamente voluminosa. El giro manierista de su cuello deja que desear. En cambio, es digno de admirar el temple de Goya para retratar con un perfecto cuerpo femenino, de pies a cabeza, un personaje que, probablemente, no gozaba de su simpatía debido a su manera de ser desvergonzada y egoísta.
Contestemos de una vez la pregunta del comienzo. La belleza artística y física que otorgamos a la odalisca de Ingres se difumina a medida que se progresa en el análisis de su cuerpo y calidad artística.
El desnudo hecho por Goya provoca un bienestar más duradero ya que aprueba con excelencia un examen anatómico y artístico. Sin embargo, los desagradables acontecimientos que giraban en torno a Josefa Tudó en el período que Goya afrontó su retrato inspira a todo conocedor de la historia una instintiva antipatía hacia la coqueta maja desnuda.
Esto demuestra la importancia que tiene conocer los secretos de los cuadros para valorar en su justa medida si la obra es bella. Algunos opinarán que, a pesar de su carácter poco ejemplar el desnudo de la maja desnuda es bello, igual que el de la odalisca siempre que pasemos por alto sus pies de goma y culo sobredimensionado.
Personalmente, opino que los desnudos en cuestión no son bellos.
Y usted, paciente lector ( sobretodo paciente ) ¿ Qué piensa ?
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